viernes, 10 de diciembre de 2010
CUADRO COMPARATIVO
FORMACION PRESENCIAL
ANALOGIAS | DIFERENCIAS | VENTAJAS | DESVENTAJAS | EJEMPLOS |
Capacitar a los estudiantes bajo parámetros impuestos por la secretaria de educación. | Se capacita al estudiante, pero a largo plazo de acuerdo a la edad se da dentro de un establecimiento docente. | Se forma el individuo a nivel profesional; y es obligatorio. | Debido a la permanencia del estudiante en un aula de clase esta formación no se le da la práctica correspondiente. | Ed. Preescolar. Ed. Básica. Ed. Secundaria. Ed. Superior. |
FORMACION DESESCOLARIZADA
ANALOGIAS | DIFERENCIAS | VENTAJAS | DESVENTAJAS | EJEMPLOS |
Capacitar técnicamente al individuo acorde a los avances de la tecnología moderna. | Capacitar al individuo en periodos cortos, se puede dar directamente en una institución educativa o no. | Se forma al individuo para desempeñar un oficio “Técnico” existe autonomía. | Se adquiere desarrollo intelectual un tanto superior y no hay un docente constantemente presionando al estudiante. | Conversatorio. Seminarios. Talleres. Capacitaciones. Ed. Semipresencial. Ed. a Distancia. Radio Difusión. |
COMPETITIVIDAD
INTRODUCCION
La competitividad se ha convertido en un asunto de primer orden para las empresas (instituciones de educación media), que cada día se ven sometidas a la creciente globalización y la aparición de nuevos competidores, los cuales no desestiman esfuerzos por mejorar continuamente.
Según los autores, una empresa será competitiva en la medida que pueda “suministrar bienes y servicios igual o más eficaz y eficientemente que sus competidores”. Respecto a las industrias, tenemos que la competitividad “consiste en la capacidad de las empresas nacionales de un sector particular para alcanzar un éxito sostenido contra (o en comparación con) sus competidores foráneos sin protecciones o subsidios”. Por último, define la competitividad nacional como “la posibilidad que tienen sus ciudadanos para alcanzar un nivel de vida elevado y creciente” a través del aumento de la productividad.
Pero la competitividad no se limita al mero hecho de competir, sino que va mucho más allá debido a que implica un proceso de mejora continua, de comparación de resultados y de búsqueda permanente de la excelencia. La competitividad comienza por el individuo que se esfuerza todos los días por ser el mejor de la clase o el empleado más productivo. Así mismo, el concepto se extiende a la nación por constituir el agregado de los esfuerzos que hacen todos sus ciudadanos, los líderes políticos y las empresas por salir adelante, mejorar su entorno y colaborar con el desarrollo de la economía y la sociedad.
El desarrollo de ventajas competitivas no es tarea fácil, ya que requiere de grandes inversiones en capital humano, además de fuertes dosis de ingenio y tesón.
OBJETIVOS
OBJETIVOS GENERALES
Contribuir a la educación integral desde el desarrollo de un ejercicio integral pedagógico que genere responsabilidad social en los profesionales que tienen como rol la gestión. Empresarios, emprendedores, docentes, gerentes, administradores, jefes.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
v Brindar una formación pertinente que contenga las herramientas para promover el desarrollo de competencias de los estudiantes como personas integrales y productivas.
v Fortalecer el dominio de un idioma extranjero (inglés), como lengua extranjera para la competitividad.
v Conocer los niveles de competencia con que se están graduando estudiantes de los futuros del país.
v Desarrollar planes de capacitación para mejorar la formación de docentes incluyendo programas de educación superior, tanto en lengua como en metodología; aseguramiento de la calidad de las Licenciaturas en Lenguas y acreditación de las instituciones de educación para el trabajo y el desarrollo humano (no formal).
COMPETITIVIDAD
El uso del término “competitividad” fue, en un principio, de aplicación exclusiva a las empresas y, a más larga escala, a las industrias (vistas como un grupo de empresas pertenecientes al mismo sector económico). Modernamente, se considera al Prof. Michael Porter de la Universidad de Harvard, como el creador de la aplicación de este concepto en el contexto de las naciones. El desarrollo de las teorías del Prof. Porter en nuestro país se tradujo en un amplio trabajo titulado “Venezuela: el Reto de la Competitividad”. En esta obra se define la competitividad desde tres puntos de vista: el de la empresa, el de la industria y el de la nación.
Según los autores, una empresa será competitiva en la medida que pueda “suministrar bienes y servicios igual o más eficaz y eficientemente que sus competidores”. Respecto a las industrias, tenemos que la competitividad “consiste en la capacidad de las empresas nacionales de un sector particular para alcanzar un éxito sostenido contra (o en comparación con) sus competidores foráneos sin protecciones o subsidios”. Por último, define la competitividad nacional como “la posibilidad que tienen sus ciudadanos para alcanzar un nivel de vida elevado y creciente” a través del aumento de la productividad.
Pero la competitividad no se limita al mero hecho de competir, sino que va mucho más allá debido a que implica un proceso de mejora continua, de comparación de resultados y de búsqueda permanente de la excelencia. La competitividad comienza por el individuo que se esfuerza todos los días por ser el mejor de la clase o el empleado más productivo. Así mismo, el concepto se extiende a la nación por constituir el agregado de los esfuerzos que hacen todos sus ciudadanos, los líderes políticos y las empresas por salir adelante, mejorar su entorno y colaborar con el desarrollo de la economía y la sociedad.
Hoy en día la competitividad de una sociedad depende de la calidad de su esfuerzo de trabajo para lo cual la educación debe tender a formar ciudadanos con capacidades tales como “el dominio de la lengua, la comprensión de los fundamentos de las ciencias y de las nuevas tecnologías, el pensamiento crítico, la capacidad de analizar un problema, de distinguir hechos y consecuencias, la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas, la capacidad de comunicarse y de comprender al menos una lengua extranjera, la capacidad de trabajar en equipo, el gusto por el riesgo, el sentido de la responsabilidad y la disciplina personal, el sentido de la decisión y el compromiso, la iniciativa, la curiosidad, la creatividad, el esfuerzo de profesionalidad, la búsqueda de la excelencia, el sentido de la competencia, el sentido del servicio a la comunidad y el civismo.
En este desempeño cabría repensar la relación educación-trabajo, ya que las nuevas modalidades de producción deben ser analizadas en un marco más global del mercado de trabajo y de las relaciones sociales, y no sólo desde un punto de vista puramente técnico. En este contexto global, hay que superar la dicotomía entre capacidades y ámbitos de desempeño, lo que sin duda va a afectar el equilibrio entre contenidos y cobertura del aprendizaje. El desempeño productivo y el desempeño ciudadano reclaman las mismas capacidades y competencias, pero existe el problema que el desempeño productivo las reclama para el núcleo de trabajadores, mientras que el desempeño ciudadano las reclama para todos, ya que debe apuntar a su carácter democrático.
Las competencias son las capacidades de poner en operación los diferentes Conocimientos, Habilidades y Valores de manera integral en las diferentes interacciones que tienen los seres humanos para la vida y el ámbito laboral, a todos aquellos comportamientos formados por habilidades cognitivas, actividades de valores, destrezas motoras y diversas informaciones que hacen posible llevar a cabo, de manera eficaz, cualquier actividad.
Cuando la competencia se entiende por capacidad se refiere, normalmente, a la posibilidad que el estudiante tiene de saber-hacer algo con los aprendizajes que ha adquirido en la escuela. Esta es una idea contemporánea que últimamente ha adquirido gran relevancia y es que, un aprendizaje puramente memorístico, en donde prime por encima de todo la información pero no la aplicación, es un pésimo aprendizaje, pues la información pura para muy poco sirve en la vida real, vida real llena de exigencias no sobre saberes o mejor informaciones, sino sobre hacerles ,es decir, actuaciones concretas, claras, adecuadas y asertivas de los individuos en una comunidad.
Hoy en día se utiliza el término competencia para expresar los logros educativos que hayan alcanzado los alumnos, y que se relaciona con el grado de integración de los contenidos como conocimiento puesto en acción: saber hacer, saber pensar, saber decidir, saber valorar, saber comunicar, etc. La competencia es a la vez el desarrollo de capacidades integradas que abarquen lo social, lo cultural, lo político, lo ético-valorativo, lo cognitivo, lo psicomotriz, etc.
En cuanto a la competencia entendida como COMPETITIVIDAD, tenemos una de las acepciones más odiosas para una mayoría de docentes e instituciones, sobre todo en Latinoamérica – pero también más evidentes del concepto de competencia. La competitividad implica la capacidad vuelve esta acepción que tiene el individuo de hacer valer sus hacerse una comunidad, pero más que de hacerlos valer, de demostrar que son los mejores, los más adecuados, los más eficientes, los de mayor calidad otra relación odiosa para muchos docentes y pedagogos. Pero bien ¿tiene algún sentido hablar de competitividad cuando nos referimos a la competencia o hay alguna forma de librarnos de tan incó moda acepción? Actualmente creemos que, por más odiosa, molesta o incómoda que resulte, no es más que el reflejo de las condiciones sociales, económicas, culturales del mundo contemporáneo
Así, es necesario estimular la formación de competencias vinculadas con el dominio de saberes sustantivos e instrumentales, el manejo de lenguajes de diverso tipo, métodos, procedimientos y técnicas para el tratamiento de la información, habilidades para la conducción de grupos y el trabajo cooperativo, capacidades para juzgar alternativas y tomar decisiones en contextos de constante cambio, actitudes positivas hacia la creatividad y el pensar autónomo, así como hacia la propia educación permanente. Todo ello en función de los contenidos curriculares que se deben aprender, seleccionados y organizados de acuerdo con criterios de significativita social, actualidad, pertinencia, integralidad.
CONCLUSIÓN
En éste contexto es necesaria una educación básica que contribuya al desarrollo de competencias amplias para la manera de vivir y convivir en una sociedad que cada vez es más compleja; por ejemplo el uso de herramientas para pensar como: el lenguaje, la tecnología, los símbolos y el conocimiento, la capacidad para actuar en un grupo diverso y de manera autónoma.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)